Las escuelas son seguras, las escuelas son seguras, siempre !!!, y más

Jordi Martí Font
Profesor, anarcosindicalista i conseller de l'Ajuntament de Tarragona per la CUP

Hoy en nuestro centro educativo han hecho pruebas de PCR a todos los chicos y las chicas de tres grupos de la ESO en que se han detectado casos positivos de Covid-19. Nerviosismo, padres y madres fuera esperando a ver que pasaba, confinamiento antes y después del alumnado y un/a docente que se acerca a las sanitarias para preguntarles si le harán una prueba PCR porque hace de tutor/a de un los grupos confinados y también da clases. La respuesta la ha dejado helada, aunque ya la sabíamos: no, la escuela es segura y los y las profesores llevan mascarilla y respetan la distancia de seguridad.


Escuela 2 1 1 1


De nada servía explicar a las sanitarias que las clases no permiten distancias de seguridad por que, pensadas para 25 alumnos como mucho hay meter siempre más de 30 y, si respetáramos el metro y medio que recomiendan ya que supongo que se refería la sanitaria cuando decía «distancia de seguridad» no cabrían ni 15. De nada servía explicar que en los pasillos no hay distancias ni de seguridad ni de nada porque, aunque entran grupo a grupo y sin correr -eso sí que se ha conseguido-, los pasillos son minúsculos cuando de lo que se trata es de no tocarse las 800 personas que pasan cada día. Imagínese estos espacios después de una clase de Educación Física o Artes Escénicas, en la que, tal como es lógico, el cuerpo se ha movido mucho y las exhalaciones respiratorias y del cuerpo son aún más potentes. Pero no se preocupe que si algún adulto se contagia será por que los planes de seguridad de los institutos, en este caso, están validados y cumplen las normas que se han dado a los equipos directivos, que ya sabemos cuáles son e incluyen todo lo que voy contando.


Ni nuevos espacios (en un año en que serían necesarios los barracones no se han multiplicado), ni más profesorado (da miedo ver cómo juegan con las cifras y su contraste con la realidad de las aulas), ni asistencia digital (dicen no sé que de unos ordenadores ...) ni manual, ni grupos burbuja ... aunque sean de jabón. Estamos vendidos y una buena parte del profesorado no reacciona hasta que lo nota tan de cerca que lo único que se le ocurre decir es "no puede ser, nos tienen por una mierda" mientras la indignación se convierte absoluta pero el silencio, también. Y sí, así es, nos tienen por una mierda -a sanitarios también- pero para que no nos tengan hay que luchar y mostrarles, por ejemplo, que no pedimos ni la luna ni nada que no pueda ser, que la único que pedimos es que sus promesas y publirreportajes en los medios de comunicación sean algo parecido a la realidad.


Las normas que nos aplican están para cumplirlas y las cumplimos pero estoy seguro de que si en uno cualquiera de los despachos de cualquiera de los mandones de Educación hay un caso de coronavirus, un positivo, sus compañeros de despacho hacen cuarentena o, como mínimo, les hacen un triste PCR para saber si se han encomendado o no. A nosotros, no.


Mientras tanto, cierran bares y restaurantes que lo hacían bien (y otros que no), amenazan con estados de excepción y toques de queda, acusan a los jóvenes de beber de noche en grupos de siete u ocho, o veinte, y los centros los tenemos amontonados en grupos de hasta 37 y no pasa nada, porque las escuelas son seguras, las escuelas son seguras y abrir las escuelas que son seguras. Tan seguras que los centros han pasado a considerarse espacios con nivel de riesgo 1 porque consideran que son espacios donde no se entra en contacto con personas sintomáticas. Esto ha comportado la demanda de incorporación de personas que previamente se habían considerado "de riesgo", sin que la enfermedad haya mejorado ni haya cambiado su lugar de trabajo. La magia, como veis, es también una característica de nuestro sistema educativo, que consigue, haciendo papeles escritos, curar a los enfermos sin ni siquiera visitarlos.


Y es que entre magia que cura enfermos en nada, maestros que no se infectan nunca y por eso no se les deben hacer PCR y las escuelas tipificadas como espacios «segurísima», aunque no nos dejen hacer reuniones presenciales de seis y sí clases también presenciales de más de treinta, sólo podemos deducir que no se necesitan vacunas ni UCI ni sanitarios ni distancia de seguridad ni nada de nada. El único necesario e imprescindible para hacer frente a la Covidien y derrotarla son escuelas. Así que deje el trabajo y los hospitales, abandone las casas y las calles y refúgiense en cualquier escuela, instituto, guarderías o universidad que tenga a mano. Y no se preocupe por las aglomeraciones que en las escuelas, ya saben, la Covidien no hace vida ni planta la tienda de campaña, porque las escuelas son seguras y las escuelas son seguras.

1 Comentarios

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Tienes toda la razón.Un salúdo

escrito por Luis Manteiga Pousa 30/oct/20    21:00

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