En los cursos de oratoria que imparto, he bautizado este término: “CON VASELINA” para explicar cómo hacer una crítica eficaz. Si comienzas señalando el disenso, con un ataque frontal, automáticamente se produce, por efecto defensa, un cierre de orejas, en fino, de la escucha activa del receptor atacado y de sus amigos potenciales.
El objetivo de cualquier tipo de crítica constructiva, para ser eficaz, debe ir dedicado a la modificación de la conducta criticada, y para ello nada mejor que empezar señalando los puntos de coincidencia, antes que los de oposición.
Y por ahí empiezo.
Me parece que ya era hora que una ley de enseñanza elimine del expediente curricular de los educandos, asignaturas obligatorias acientíficas como la religión.
Si una de las principales quejas contra las pseudo-madrassas en las que se están convirtiendo las escuelas públicas en Euzkadi y Cataluña es el ADOCTRINAMIENTO escolar en valores y principios independentistas; a los demócratas nos parece imprescindible que una Ley Orgánica venga a concretar el espíritu y mandato constitucional que establece en su art. 16.3 qué España es un Estado aconfesional al declarar:
Ninguna confesión tendrá carácter estatal
Si decimos no al adoctrinamiento independentista; hay que decir no al adoctrinamiento religioso en las escuelas.
Y ahora que ya he dicho lo que al gobierno le gustará oír, déjenme decir lo que no les gustará oír, sobre todo si viene de la izquierda democrática.
Esta Ley de Educación, atenta directamente contra los principios históricos y fundacionales de la izquierda tradicional. Los de la Revolución Francesa: LIBERTAD; IGUALDAD y FRATERNIDAD.
Atenta contra el principio de LIBERTAD, porque impide a los padres y a los niños, cuya lengua materna es el español, a elegir la lengua en la que se sienten más seguros, más cómodos, más eficaces en el aprendizaje de cualquier materia; con lo cual comprometen y perjudican su futuro laboral.
Atenta contra el principio de IGUALDAD, porque prima el derecho de los niños, cuya lengua materna es el catalán, el vasco o el gallego; sobre los niños cuya lengua materna es el español; y deja desamparados a los padres que quieren exigir ese derecho ante los tribunales; que ya habían sentenciado la obligatoriedad de impartir un 25% de las clases en español.
Atenta contra el principio de FRATERNIDAD, porque prima el origen territorial y los “derechos territoriales” por encima del derecho individual de las personas; levantando barreras relacionales entre los niños a los que se les quiere obligar a hablar un único idioma en el aula y en el patio del colegio; o se les inquiere por parte de los profesores a que usen un solo idioma, fuera del centro escolar, en sus relaciones interpersonales.
Traiciona el principio constitucional que establece que en cada comunidad autónoma, ambas lenguas han de ser cooficiales (art.3.1 CE)
En la pirámide jerárquica de las leyes en España, una Ley Orgánica tiene como misión concretar la aplicabilidad de un mandato constitucional; y esta Ley de Educación hace justo todo lo contrario; disuelve el español en la educación en Cataluña; Euzkadi y Galicia e indica la preeminencia del “idioma propio” sobre el español, que de facto pasa a ser considerado el “idioma impropio”.
Esa Ley borra de un plumazo, se carga la cooficialidad establecida por nuestra Constitución; por lo que estamos absolutamente convencidos de que el Tribunal Constitucional la anulará. No obstante, según las cuentas del Gobierno, para cuando salga esa sentencia del TC, los Presupuestos Generales del Estado ya estarán aprobados por mor de ese cambio de cromos con los grupos independentistas del Parlamento.
Y “vuelta la burra al trigo” ya tendrán entonces los independentistas nuevo pendón de enganche para llamar a sus frustrados seguidores a la rebelión contra el TC, como ya hicieron en 2010 con el “peinado” de l´Estatut de 2006, de infausto recuerdo, al que ya nadie loa ni reclama.
En definitiva, srs del Gobierno, esta Ley atenta gravemente contra la convivencia ciudadana.
Sean vds sensatos, respeten los principios y valores de izquierda por los que los ciudadanos les hemos votado mayoritariamente, y algunos les hemos dedicado 50 años de activismo militante para que triunfen sus postulados. No malgasten ese capital político sembrando inquina entre la población. Por ese camino, probablemente acaben vds su mandato hasta 2023, pero habrán practicado una política de tierra quemada que hará que durante muchos años no vuelva a ponerse el sol en sus actuales dominios.
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