Con ese titulo publicamos un libro en el año 1995(Caracas,Miro Popic Editor) con prólogo de Miguel Ángel Burelli Rivas y que uso en esta oportunidad para referirme a la situación planteada con Guyana y relacionada con nuestra justa reclamación sobre el Esequibo.
Con ese titulo publicamos un libro en el año 1995(Caracas,Miro Popic Editor) con prólogo de Miguel Ángel Burelli Rivas y que uso en esta oportunidad para referirme a la situación planteada con Guyana y relacionada con nuestra justa reclamación sobre el Esequibo. Como bien lo afirma en sus insistentes reflexiones el Almirante Elias Daniels quien desde hace años ha estudiado y escrito sobre la controversia y quien como jefe de la unidad de Guyana asesoro por años a varios Cancilleres incluyendo al actual Presidente en tal complejo tema; "Durante los meses de Mayo 2015 y Junio 2015, han tenido lugar una serie de acontecimientos que han incidido notablemente en una complicación del Proceso de la Reclamación Esequiba. Todo ello ha estado caracterizado por muchas omisiones, errores y extralimitaciones que se han cometido hasta el día de hoy, 09jul2015, cuando se cierra esta reflexión. Pero, para ser objetivo, también hay que destacar actos muy positivos como lo ha sido el acto del lunes 06jul2015, cuando el Presidente de Venezuela convocó por primera vez, en la Historia contemporánea, a la Asamblea Nacional para exponer el problema del Esequibo".
Precisamente, toda vez se produjo un punto de encuentro nacional con relación al tema y sin dejar de reconocer las distintas visiones que existen sobre como enfrentar nuestra reclamación, es fundamental entender que, independientemente de los vaivenes de la historia estamos anclado en un acuerdo fundamental que es el de Ginebra y que todo planteamiento debe mantener a ambos países a los rieles de la bilateralidad que como bien lo señalaba el embajador Francois Moanack, el venezolano que mejor entendió la dimensión Caribeña para Venezuela, debe obligar a un enfoque de cooperación integral , de generación de interdependencia y de beneficios mutuos. La carga del diferendo es una perdida emocional y de oportunidades para las dos naciones. Solo una "diplomacia creativa", sin amenazas, sin micrófonos e históricamente responsable, recuperara el espíritu de Ginebra.
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