Decía Confucio que "el hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor". Torra, el presidente de Catalunya por delegación, la ha vuelto a hacer en su esperado discurso de fin de año. Su elocución dirigida solo a una parte de la ciudadanía ha dejado en evidencia que no tiene voluntad de ser el presidente de todos ni, por supuesto, de rectificar. Se trata de una actitud a la que ya tiene acostumbrados al resto de catalanes que se han cansado de un presidente partidista y capaz de apoyar a los CDR y de ignorar al resto. Una actitud muy cristiana. Sus pecados son perdonados en esos ayunos de Montserrat. "Los inteligentes deliberan, y los necios deciden", decía Anacarsis, un filósofo escita que vivió en el siglo VI aC y que sigue estando vigente tantos siglos después.
Decía una conocida canción del compositor argentino Rodolfo Sciammarella, que "tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, y el que tenga estas tres cosas que le de gracias a Dios". Torra ha hecho mención en su discurso a tres cosas que le pide al Dios Sánchez, "diálogo, negociación y mediación". Tres peticiones que podrían resumirse en monólogo e imposición. Por lo tanto, no solo no le va a dar las gracias a Dios, sino que va a hacer todo lo posible para que este 2019 se le atragante y se vea forzado a convocar elecciones. En el fondo, el gobierno del PP facilitaba más el victimismo y cohesionaba al mundo independentista. El número tres debe ser el favorito de Don Quim, porque también ha hecho referencia a la libertad, la injusticia y la opresión, tres cosas que hacen revolver los hígados de todos los que han luchado para que llegara la libertad y la democracia a una España que ha estado viviendo bajo la dictadura de un general golpista y sanguinario.
El número tres ha inspirado mucha leyenda, pero hay quien lo relaciona con la picardía, el humor y un irremediable deseo por la eterna juventud. Las personas que cuentan con un número tres en sus vidas no conocen el pesimismo ni el desánimo: son pura fuerza y cordialidad.
Artísticos, originales, brillantes, astutos y ágiles, los números 3 acostumbran a no pasar desapercibidos y a seducir con sus divertidos encantos. Este gran carisma que comparten suele otorgarles una vida repleta de amistades, amores -aunque no demasiado duraderos-, y relaciones de todo tipo. La verdad es que hay excepciones que confirman la regla. Esta debe ser la que cumple Quim Torra, todo lo contrario de lo que él representa con insistencia en el número tres que ha utilizado en su discurso decepcionante y partidista.
Parafraseando a Robert F. Kennedy, este decía: "El problema del poder es cómo lograr un uso responsable de él sin caer en la irresponsabilidad y la indulgencia".
Qué gran oportunidad ha perdido el presidente de la Generalitat para rectificar.
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