La rentrée parlamentaria, con la excusa de pedir cuentas sobre la actuación del gobierno en funciones en la crisis del Open Arms y de paso sobre la inmigración, ha servido para ver sentados/as a sus señorías y justificar así su sueldo con el "poco" trabajo parlamentario que han realizado hasta ahora.
El motivo del pleno fue la excusa para que los partidos sacaran pecho y para marcar territorio de cara a las más que posibles elecciones generales del próximo 10 de noviembre. Se intuía en el hemiciclo, los pasillos, el bar y los corrillos que esta legislatura no da para más, a no ser que a última hora se produzca un milagro, cosa difícil porque Podemos no cree en ese tipo de cosas.
Los ataques al gobierno le han llovido de la derecha, la izquierda y algún que otro independentista. De la crisis migratoria de la UE se ha hablado a ratitos, para que no se diga. De lo que se trataba era de poner de manifiesto que las diferencias entre Podemos y el PSOE cada vez son más grandes, se podría decir que insalvables- aunque hay que agotar el último minuto del tiempo estipulado- la intervención de la portavoz podemita así lo confirmaba. También las imágenes que hemos visto por TV no dejan lugar a dudas. Mientras PP y Ciudadanos, con dos mujeres debutando como portavoces de los mismos, también han querido escenificar que cada partido tiene su espacio y el invento de Casado con eso de España Suma no entra, de momento, en los planes de Albert Rivera que ha hecho su aparición, en silencio y sin corbata.
Con un clima preelectoral, el portavoz socialista le espetó a Podemos que "no se puede ser gobierno y contra gobierno a la vez". La desconfianza de los socialistas con el partido de Iglesias cada día es mayor, no se fían de ellos. Esta situación de desconfianza mutua de las dos formaciones hace más evidente la ruptura de la izquierda actual, que es la que hay. "Cada cual mira los acontecimientos desde su esquina, con el rostro vuelto hacia la pared para no ver lo que no quiere", decía Matilde Asensi.
En el campo de la derecha a nivel nacional hay tres posibilidades: PP, Ciudadanos y Vox. Los dos primeros disputándose el liderazgo. Vox, que va a la suya, es el recién llegado que prometía mucho. Habrá que esperar en qué termina también la lucha interna de Abascal y Espinosa de los Monteros por hacerse con el control del partido.
El debate sobre la crisis del Open Arms ha puesto de manifiesto la división de la izquierda, el complejo de superioridad de la derecha, que las vacaciones les han servido a los lideres políticos para coger fuerza de cara al otoño y que las elecciones cada día están más cerca.
Como decía el escritor y político francés, Maurice Barrès, allá en el siglo XVIII, "la política no es asunto propio ni de filósofos ni de moralistas; la política es el arte de sacar de una situación determinada el mejor partido posible."
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