​El president Torra quiere pasar a la historia como sea

Carmen P. Flores

Cuando un político tiene como fin pasar a la historia sea como sea, algo no funciona bien y muestra signos preocupantes. El objetivo de un gobernante deber ser, a mi entender, el de trabajar por el bien de la ciudadanía y el país. Después, depende de cómo haya hecho su trabajo, pasará a la historia como buen o mal gobernante, eso viene solo, no hace falta forzarlo.


EuropaPress 1922401 Torra No se puede gobernar contra Catalunya y la autodeterminación no es un permiso


Quim Torra, presidente de la Generalitat por delegación de su mentor Puigdemont, en el tiempo que lleva ejerciendo el cargo no se le conoce ninguna acción resaltable de la que se pueda hablar. ¿Qué ha hecho a lo largo de su mandato? Viajar a Bruselas, preferentemente ,a consultar a su jefe y a otros países para denunciar al Gobierno español, al que considera opresor. También es conocida su insistencia en colocar en el mismísimo balcón del Palau la pancarta a favor de los políticos presos, su variedad de lazos amarillos tamaño 3X que luce en su solapa, por su desprecio a la Constitución Española y a una parte de la oposición parlamentaria, sin olvidar el partidismo como presidente al no tener en cuenta a más de la mitad de la ciudadanía que se siente abandonada.


Con estos "logros" y alguno más, Torra quiere dejar su huella en la historia: no está dispuesto a que las próximas generaciones solo le conozcan por lo dicho anteriormente. La desobediencia forma parte de su hoja de ruta para alcanzar su objetivo; por eso ha dejado caer que, como el que no quiere la cosas, igual no comparece delante de sus señorías del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, donde ha sido citado a declarar por desobediencia al no retirar los lazos amarillos en los edificios públicos, entre ellos, el Palau de la Generalitat. Es conocedor de las consecuencias que esta actitud podría tener. Quizás es la oportunidad que estaba esperando para realizar un acto heroico para que lo recojan en su breve historial político, que está más lleno de fracasos que de éxitos.


Torra está convencido de que ha llegado a presidente porque estaba destinado a realizar grandes "hazañas", que le proclamen como el mejor presidente de la historia de Catalunya: la que llevará a la independencia. 


No se conforma con la promoción de la ratafía y con ser el presiente que más viajes ha realizado a Bruselas en menos tiempo... Cuando alguien quiere convertirse en mártir ante el fracaso de su gestión como gobernante, es un peligro público cuyas consecuencias están destinadas a que las sufra la ciudadanía que nada ha tenido que ver en los planes del autor.


El presidente Torra tiene la oportunidad de dar ejemplo y cumplir con las leyes, como la gran mayoría de los ciudadanos, y no exponer a estos a males mayores por intereses partidistas. 


También es la gran oportunidad de devolver la Diada al punto en el que estaba hasta la apropiación de un sector de la sociedad. No se puede jugar a héroes para que los libros de historia le reconozcan "algunas" obras. La gestión de la política y sus logros son una combinación de tiempo, paciencia e inteligencia. Lo demás es pretender mirar al sol y  no sufrir sus efectos negativos en los ojos.

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