Gobernar en coalición siempre supone que las dos partes deben ceder en algunos temas en los que no se está de acuerdo, eso es de lógica política y casi todos lo pueden llegar a entender. Otra cosa bien distinta es cuando se cede en una cuestión en la que una de las partes había mantenido una postura clara y rotunda y después cambian de opinión. La visita de Juan Guaidó a España está provocando una nueva tormenta política dentro y fuera del gobierno, al no ser recibido por el presidente Pedro Sánchez, cuando en su día fue uno de los primeros 50 países que le reconoció su estatus de presidente "encargado" de Venezuela y le ofreció todo su apoyo.
La actitud del presidente español ha desconcertado dentro y fuera del país, nadie entiende, o quizás sí, la decisión, aunque para bajar el tono de las críticas, finalmente será la Ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, quien se reúna con él, aunque eso no lo justifica.
La interpretación que se hace de la negativa de Pedro Sánchez de entrevistarse con el político venezolano son las presiones recibidas por su compañero de gobierno, Pablo Iglesias, y la estrecha relación que este tiene con el gobierno de Maduro y su antecesor, Chaves, de quienes presuntamente habrían recibido pagos por su "asesoramiento" a ambos gobiernos. Podemos siempre ha defendido a los gobiernos bolivarianos de Venezuela.
Para no tener una primera crisis, nada más empezar a gobernar juntos, el líder socialista ha preferido pasar de Guaidó. Craso error, ¿mal asesorado? Porque son ya demasiadas veces en las que se hace lo contrario de lo que había practicado no hace tanto tiempo. ¿Miente constantemente Sánchez?
Para enrarecer más el panorama, el ministro Ábalos se reunía en el aeropuerto de Madrid, con la número dos de Maduro quien tiene prohibida su entrada en Europa. Una situación que pone entre la cuerda a Ábalos tras negar en un primer momento que la reunión se haya producido, y después enmascarándola con la reunión que mantuvo con el ministro de Turismo Venezolano que se había desplazado a España para acudir a Fitur. ¿A las 12 de la noche se va a saludar a su "amigo" cuando puede hacerlo en pleno día en el salón de Turismo? Nadie se ha creído esta última versión que le ha puesto contra las cuerdas.
Sánchez tendrá que dar explicaciones de este suceso no solo a la oposición, sino a la UE, y al "amigo" de España el presidente de los Estados Unidos, a quien no le ha gustado nada lo sucedido.
Resulta chocante que el presidente Sánchez no se reúna con Guaidó, mientras que Macrón y Merkel sí lo han hecho sin ningún problema, quizás porque no tienen a un Podemos en sus gobiernos.
España será el último país que visita Guaidó, donde a parte de reunirse con otros políticos españoles tiene previsto participar en la manifestación de apoyo que se llevará a cabo en la Puerta del Sol, uno de los lugares emblemáticos y donde tuvieron lugar las concentraciones del 15M, de las que surgió Podemos.
Guaidó no ha querido echar fuego a la situación producida por la negativa de Sánchez de recibirlo en Moncloa, ha sido cauto y ha restado importancia al hecho porque afirma que lo que quiere es sumar.
El presidente Sánchez se ha equivocado al no recibir a Guaidó, porque la coherencia ha de guiar las acciones de los que gobiernan un país, sin ella, se pierde la credibilidad que tanto cuesta conseguirla. "Hay gente que funciona como una escopeta de perdigones: piensa una cosa, siente otra y sus actos se dispersan sin dirección", dice el escritor y psicólogo argentino Walter Riso.
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