Crónicas del coronavirus: el desconfinamiento según Xavier Sánchez

Genís Carrasco

Vivimos el final de la primera onda epidémica de SARS-Cov-2 con 838 casos confirmados con PCR y 164 ciudadanos fallecidos, las cifras más bajas desde que se declaró el estado de alarma. Se inicia una etapa tan necesaria como peligrosa: el desconfinamiento. El disparo de salida ha sido la publicación, este domingo, de un Boletín Oficial del Estado extraordinario que fija las condiciones por las que se regirán ciudadanos y administraciones a partir del 4 de mayo durante las fases cero y uno de la desescalada de la epidemia de coronavirus. Pero hay que tener en cuenta que el desconfinamiento no es sólo una fase más de este proceso pandémico. Es, en sí misma, una fase determinante en el control y contención de la pandemia para minimizar al máximo el riesgo de posibles repuntes de contagio que nos harían volver a posiciones iniciales. Sin duda, es la etapa más delicada de cualquier pandemia. Requiere información epidemiológica de calidad y en tiempo real y dos tipos de inteligencia: la inteligencia epidemiológica y la inteligencia a secas, tal vez la menos común entre nuestros administradores y políticos.


Sin inteligencia epidemiológica navegamos a ciegas


Navegar sin brújula puede ser una aventura muy peligrosa. Y la única brújula posible es una información epidemiológica individualizada. La necesaria para la gestión de la Covid-19 no es diferente de la de otras enfermedades de transmisión respiratoria, que son de declaración obligatoria, como el sarampión o la tuberculosis. Se requiere documentar el 100% de los casos y el 80% de los contactos, para controlar una epidemia. Es la mínima información epidemiológica necesaria y debe ser información de calidad y en tiempo real. Pero la realidad en nuestro país es muy diferente. La única información epidemiológica disponible proviene de las comunidades autónomas, que en muchos casos disponen sólo sistemas de vigilancia epidemiológica relativamente precarios, poco automatizados y muy dependientes de los esfuerzos proactivos de notificación de los centros sanitarios, los laboratorios y los profesionales de salud. El resultado es que la calidad de los datos disponibles es insuficiente para proporcionar la inteligencia epidemiológica que hace falta para guiar una estrategia eficaz de desconfinamiento progresivo. En ausencia de voluntad política para obtener datos fiables y rápidos, seguiremos yendo por detrás de la transmisión, un riesgo incompatible con una prudente desescalada de las medidas de confinamiento.


Tres enfermeras se abrazan


La inteligencia natural de un enfermero clínico: Xavier Sánchez Sancho


Afortunadamente, donde no llegan los políticos mediocres, llegan los buenos profesionales de los que dispone el país. Uno de ellos es Xavi Sánchez, un veterano enfermero clínico de la UCI del Hospital de Barcelona. Reúne todas las características de la enfermería vocacional ─entusiasmo, fuerza, inteligencia y compasión─ unidas a grandes dosis de capacidad innovadora. Como todo el equipo de enfermería del Servicio de Medicina Intensiva ha sido sometido a un estrés abrumador. La onda epidémica las arrolló y de un día para otro se vieron ocupadas y preocupadas por enfrentarse a la muerte y salvar las vidas de los pacientes sin poner las suyas en peligro. 


Aprendieron sobre la marcha a ponerse los EPI correctamente, a intubar vestidas de astronauta, a pronar y despronar sin descanso y a acompañar a los pacientes en sus últimas horas, siempre detrás de pantallas y gafas a las que tuvieron que acostumbrarse a la fuerza. Pero Xavi hizo algo más, creó un canal de Youtube, "Enfermería de campaña", donde explicó, desde el primer día, sus experiencias durante la pandemia. Se trata de una docena larga de vídeos muy recomendables como testimonio de una profesión abnegada a la que nunca le reconoceremos suficientemente su esfuerzo en tiempos tan convulsos. Su canal personal es una excelente muestra de cómo un enfermero especialista en críticos puede ser creativo e innovador a partir de compartir sus vivencias. Nos muestra la utilidad de compartir ideas sacándolas a la luz por personales y subjetivas que puedan parecer.


En su testimonio personal subyace una queja silente hacia el discurso vacío de los políticos que no han sabido hacer su trabajo durante la pandemia. Eso sí, la mayoría de ellos son personalidades públicas que han hecho muchas falsas promesas para que las enfermeras sigan al pie de cañón, tiren del carro en las circunstancias más adversas y hayan tomado las riendas de la Sanidad en todos los rincones del país gestionando recursos, liderando a los profesionales y empleando toda su creatividad y capacidad de innovación en procesos y servicios para salvarnos de la precaria situación. Pero a la hora de la verdad los políticos no han mostrado ninguna consideración con el colectivo de Enfermería como evidencia el hecho de que el equipo que está diseñando el desconfinamiento esté formado por dieciocho médicos, un veterinario, una psicóloga, una economista y dos abogados, pero ni una sola enfermera. En su ceguera, los políticos han ignorado todo el conocimiento y todo el patrimonio experiencial de quien, verdaderamente, ha sido el motor en el control de la evolución de la curva pandémica.


Xavi tiene toda la razón para estar dolido. Y también la tiene cuando pide sensatez y prudencia en el desconfinamiento dado que el refuerzo del sistema sanitario para hacer frente a la pandemia no puede limitarse a aumentar camas de UCI, comprar respiradores y contratar nuevos profesionales asistenciales. Estas son medidas imprescindibles para salvar vidas en la primera fase de la epidemia, pero insuficientes para reducir la transmisión y evitar la sobrecarga de los centros sanitarios. Si no queremos correr el riesgo de volver a la casilla de salida, hay que reforzar aún con más urgencia la calidad, agilidad y coordinación de los sistemas de vigilancia epidemiológica e invertir sin demora en Enfermería proveyendo a estas profesionales de sueldos dignos de acuerdo con sus demostradas capacidades humanas y tecnológicas.

El injusto olvido de la Enfermería durante la crisis


Pero la cosa va mucho más allá del contagio. Supone un enfrentamiento de un desconfinamiento que generará respuestas muy diversas con demandas y necesidades que deben ser atendidas desde una perspectiva integral, integrada e integradora, así como desde acciones intersectoriales y transdisciplinarias. Obviamente los políticos han decepcionado otra vez a Xavi Sánchez. Cuando han tenido la oportunidad de demostrar que realmente consideran a las enfermeras como profesionales altamente cualificadas, con experiencia para dar respuestas eficaces y eficientes, con contrastados resultados en sus intervenciones, con la mejor preparación académica y con suficiente bagaje investigador, han acabado haciendo lo de siempre: olvidarlas, ignorarlas y someterlas a la invisibilidad y el ostracismo por efecto de decisiones cegadas por el corporativismo, el paternalismo y un modelo de Salud Pública anacrónico y caduco.


Una nueva decepción, pero, sobre todo, un nuevo fracaso de la política y de los políticos ante la urgente necesidad de “plantear políticas de salud” y no de “hacer política con la salud”.


El 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería en honor a la enfermera británica Florence Nightingale, conmemorando el aniversario 199 de su nacimiento. Es una buena ocasión para rendir homenaje a este colectivo profesional que nunca más debe ser olvidado ni menospreciado. Recordemos aquel proverbio anónimo: Si salvas una vida eres un héroe, pero si salvas 100 eres una enfermera.

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