He seguido desde hace algún tiempo la trayectoria “profesional” de un personaje que se llamaba a sí mismo periodista por ejercer la profesión y que llegó a ser conocido gracias a una revista llamada ‘Café amb llet’, donde publicaba las anomalías del entramado sanitario catalán ayudado por su pareja, Marta Sibina, enfermera de profesión y conocedora del tema sanitario. Ese personaje se llama Albano Dante Fachín y en su currículum no figura la profesión que ejercía antes de inventar ‘Café amb Llet’.
Su popularidad le llevó a los movimientos reivindicativos del 15M, donde su pareja ha jugado un papel muy importante al conocer al también activista Xavier Doménech, padrino de ambos, lo que le valió a ella para ir en las listas al Congreso de los diputados, mientras él se “colaba” con la monja Forcades en Procés Constituent. Como allí no encontró la posibilidad de escalar, se introdujo en Podemos y ante el despelote que existía en el partido del “coletas” aprovechó la ocasión y se presentó a las primaras para encabezar las listas al Parlament de Catalunya. Las ganó en primarias con una participación bajísima que no llegó a 2.500 inscriptos; de esos, obtuvo el 64% de los votos. Todo un éxito. El que tanto había criticado “a la casta política” practica lo mismo: su pareja, al Congreso de los diputados, y él al Parlamento de Catalunya. ¿Es legal? Todo lo que se quiera. Pero ¿es ético? Esa es harina de otro costal, sobre todo en los “activistas” puros.
Pero las ambiciones de Fachin no tienen límite. Dicen de él quienes lo conocen que utiliza a las personas como clínex y cuando no les sirven, las tira y se va a por otras. No suele mojarse por nadie. Con sus compañeros de ICV en el Parlament sus relaciones son muy malas. Y, si no, que se lo pregunten a Coscubiela, con el que tiene enfrentamientos constantes.
Ahora, con candidatura propia, Dante Fachin, pasándose lo que predica por la entrepierna, elige a una buena parte de los que van en sus listas y la otra parte lo han votado telemáticamente unas 300 personas. Cada vez tiene más votos. Así, Albano se presenta para dirigir el futuro del Podemos en Catalunya, aunque más de uno se pregunta: ¿Cuál es su línea ideológica? Ni él mismo lo sabe o quizás sea la que mayor beneficio le reporte.
En los últimos tiempos, el Fachin y algunos de sus secuaces se han dedicado a amenazar a determinada gente para que no filtren cosas a los medios de comunicación y pone a parir a periodistas y medios de comunicación. Llega a decir que los medios están comprados por la banca, pero no tiene ningún escrúpulo en escribir en ‘El Periódico de Catalunya’, que ¿acaso no es de la banca? La verdad es que tiene un nombre de cantante, Albano, y un apellido, Dante, que, aplicado a él podría llamarse ‘La crematística comedia’ –en alusión a la ‘Divina Comedia’ del florentino Dante—. Además, su segundo apellido, Fachin, le va al dedo. Y es que para ser demócrata, no basta con decirlo, sino que hay que practicarlo.
Se me olvidaba: en esta carrera hacia el control del partido, a Fachin le acompaña el también diputado Joan Giner, quien ha asegurado apostar por “redefinir la relación con Podemos desde la plurinacionalidad con el objetivo de construir un Podem con autonomía política”. Pero ¿se enteran de qué va el tema? Ya tendrán tiempo de averiguarlo, para desgracia de los que han puesto sus ilusiones esperanzas y trabajo en él.
Y termino con una frase de Mafalda: “En todas partes del mundo ha funcionado siempre muy bien la ley de las compensaciones, al que sube la voz, le bajan la caña”. Pues eso.
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