Cruyff, más unitivo que separativo, según Pla

Edmundo Font

Estas líneas son más parte de una confesión que una crónica sobre un tema que no dominaré -ni lo pretendería nunca- el fútbol. Mi texto es un homenaje a un mago del corazón, en forma de pelota para millones de personas en el mundo, como lo fue Johan Cruyff; es más, tanta ha sido mi ignorancia sobre el tema, que ni siquiera recordaba la grafía del nombre de ese portentoso jugador y técnico que militó en el club Barcelona y a quien solía escuchar en sus peculiares y antológicas intervenciones de prensa durante los años dorados años de mi larga estancia en la capital de Cataluña.


Decidí incursionar también en un tema que me es tan ajeno, en signo de amistad a un culé de toda la vida, personaje singular, amigo y colaborador mío, al que una tarde del verano de 1992 vi emocionarse casi hasta las lágrimas cuando a unas cuantas personas nos tocó el privilegio de viajar a lado del mítico entrenador. Un transporte del comité olímpico nos trasladaba, a a un pequeño grupo de personalidades de la política, del deporte y de diplomáticos que nos habíamos quedado rezagados y casi perdidos, hacia la ceremonia de apertura de los Juegos de Barcelona, en 1992.


Francisco Gomes Franco (su nombre, aún siendo de origen gallego no tiene, familiarmente, ni tuvo, en simpatía, nada que ver con el sátrapa, antes al contrario) es un hombre al que se le cumplen algunos deseos secretos, cultivados con la extrema reserva y discreción de su carácter, como tener la firma de su ídolo deportivo y años más tarde, llegar a pronunciar unas palabras dedicadas a Cruyff, que él califica de improvisadas por su carácter sorpresivo, pero que han de haber surgido de años de admiración en su subconsciente.


A Paco también se le dio la fortuna, a contracorriente de su discreción y de su timidez, de poseer preciados volúmenes dedicados por genios literarios como Octavio Paz, García Márquez, Fernando del Paso, Juan José Arreola, por citar a grandes autores latinoamericanos a quien ha tratado, o también de intelectuales portentosos europeos, como Antonio Tabucci o del gran lusitano que fue José Saramago, quien además aprovechaba toda visita suya a Barcelona para tomarse un café con uno de los mejores colaboradores con que ha contado nuestro consulado.


Otro sueño cumplido por ese joven que estuvo presente en momentos estelares de Cruyff, tanto en su faceta de jugador, como al frente de la llamada escuadra azulgrana, fue haber jugado partidos amistosos como veterano a su lado (Paco logró recuperar un preciado anhelo y un precioso tiempo perdido, cuando lo admitieron en la ABJ, Agrupaciò Barça Jugadors).


Y por ejemplo, Paco presenció, detrás de la portería, uno de los míticos jugadas del holandés, considerado por muchos como el gol más difícil de su vida, en el Camp Nou, el 22 de agosto de 1973. Allí estaba también un neófito en el futbol, el célebre escritor Josep Pla, quien escribió esta bella reflexión: <no tengo conocimiento de este deporte, ni experiencia vivida, ni he visto al señor Cruyff actuar más que en un partido. Sería, por tanto, ridículo que ahora intentara dibujar, aunque fuera muy precariamente, la táctica del jugador holandés. En todo caso, dudo que tenga alguna táctica específica y personal muy subjetivo. Quizá no tiene más que una: la que a veces tiene el ser humano, aquella mezcla de observación, de inteligencia, de habilidad, y de decisión, cuando hace una cosa en serio -quiero decir en serio. Son pocos los que siguen este camino y, ante el público, poquísimos. Es muy posible que el señor Cruyff sea uno de ellos>.


Al principio aclaré que no domino el tema del fútbol y debo ampliar la confesión. No sé prácticamente nada sobre ese deporte. Desde joven fui rata de biblioteca y quizá, erróneamente, consideraba que perdía el tiempo enfocando mis emociones hacia una afición a la que me uno solamente cuando se verifican las Copas Mundiales. Y escribe esto quien vivió seis años a pocos kilómetros del Maracaná y luego tendría innumerables invitaciones para acudir al palco exclusivo del gran estilista y ensayista de la imagen, Pascual Iranzo, en el Camp Nou.


En mi distanciamiento de ese juego de pelota ha pesado también una primitiva consideración: nunca podré entender que se vea como propio el equipo de una ciudad o de un país en el que muchos de sus componentes son ajenos al terruño o extranjeros. Para no hablar de la práctica deleznable de "comprar y vender" jugadores a precios exorbitantes y utilizarlos como piezas de cambio en especulaciones financieras, sin ningún pudor.


Eso de "Vestir la camiseta" como signo de identidad, es otro concepto que no tengo claro; es más, rehuyo como de la peste cuando en sentido figurado se me quiere reclamar alguna conducta solidaria en el ámbito político, utilizando ese lamentable lugar común: "Ponte la camiseta".


Pero aquí se trata de recordar y resaltar a una figura, que fuera de cualquier polémica, alcanzó los niveles más altos de entrega y profesionalismo que un deportista -y estratega- podría haber alcanzado. Por ello, más indicado que yo para este reconocimiento, lo es el propio Paco, a quien le doy la voz en los párrafos que siguen. Los redactó a mi pedido para que yo entendiera algunas cosas, sin imaginar siquiera que me tomaría la amistosa libertad de citarlo a renglón seguido y a quien pido disculpas de antemano por el atrevimiento:


"...no nos gusta llamarnos veteranos, pues seguimos jugando todavía. Yo jugué de infantil y después de juvenil me cedieron. Fui a jugar solo dos veces un partido que hacen los amigos de Johan Cruyff en las faldas del Montseny, cerca de un campo de golf en el rumbo de Sant Joan de les Abadesses .Se jugaba el partido y después teníamos una cena. Hace dos años se hicieron varios discursos; entre ellos del ex presidente del Barça, Laporta... y a continuación, sin previo aviso, me hicieron levantar y en nombre de los ex jugadores del Barça de diferentes categorías que íbamos a título personal, pronuncié un discurso donde le pude decir (a Cruyff) que cuando el llegó de jugador yo era infantil del Barça y fue después de 14 años de haber llegado él, ganamos la liga y le metemos 5-0 al Real Madrid con Franco aún vivo. Recordé que ya después, de entrenador, gana la primera Copa de Europa y nos convence que somos ganadores, y así hasta ahora. Le dije más cosas que no recuerdo, pero si su abrazo...


El año pasado jugué con él otra vez y nos dio el discurso donde, fíjese, nos habló de que con la familia y pasar esos momentos de camaradería con los amigos del fútbol era algo a lo que debíamos aspirar siempre. A mi lado estaba su ex yerno, compañero del Barça, al que siempre quiso y como a un hijo, Mariano Angoy; y Abidal , el francés y nos emocionó mucho..; para mi, que no soy mitómano y que nunca pedí, ni pido autógrafos, tengo la entrada de la Olimpiada 92 firmada, como usted recuerda, por él. Ese es el nivel que tengo de admiración..."


Y antes de lograr las líneas anteriores, Paco me había dicho ya:


"Embajador, le agradezco, pero yo soy una gota en el océano y no puedo aparecer en algo relacionado con el que llamábamos con los nombres más altos. Eso le haría perder grandeza. Usted seguro que puede hacer un magnífico artículo. Y hablar de cómo cambio la manera de jugar al fútbol. Imagínese que fue como Picasso con el cubismo. Cuando se decía que en el fútbol estaba todo inventado, dijo e hizo cosas como estás:


<Si tu tienes el balón en tú poder dominas el juego>. El balón era el centro de su sistema y no la preparación física o la táctica. Los equipos juegan con 4 defensas. El con 3. El tenia jugadores a quienes llamaba "peloteros "(O sea, dominadores de la técnica futbolística). Hizo que los delanteros que jugaban por las bandas jugarán a pierna cambiada. Los derechos por la izquierda, y viceversa. ¿para qué? Pues para chutar más centrado a la portería.


Inventó el falso delantero centro (Delantero centro puro era Hugo Sánchez ) y que hizo?. El defensa central acostumbrado a marcar a un delantero centro fijo cuando veía entrar a un jugador que venía desde atrás en velocidad, simplemente no sabia cómo pararlo. Laudrup es un ejemplo y más tarde su discípulo Reijark hizo que Ronaldinho jugará en esa posición y lo hizo un top 10.


El fútbol, con él, efectuó una vuelta de tuerca, y como dijo el gran Gerson, el brasileño campeón en México, juegan como nosotros, pero con una velocidad superior. En fin, embajador, fue una suerte de Gabo; cambió un deporte que se juega en muchos países e hizo lo que un equipo como el Barça requiere: ganar, pero jugando muy bien.


Le cuento una anécdota; en campo del Zaragoza el Barça perdió creo que 6-3; sale el crack a la rueda de prensa y dice algo así como: a partir de ahora, los jugadores ya saben que no pueden perder más partidos, y quedaron campeones...".


A Paco Gomes Franco, quien escribió esto conmigo al alimón, ¡sin saberlo!

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