La multa a la furgoneta del Jefe

Plaza Nova en Terrassa 

Este gato, cada día que pasa, le está cogiendo gusto a su ir y venir en la ciudad del Nen Ballart, por aquello de que el viaje va acompañado de comida de trabajo del baranda con sus amigos que, por lo que he podido comprobar en Terrassa, son muchos y variopintos, con los que, de forma "irremediable", siempre acaba hablando del alcalde y su camarilla, que superan, por lo que escucho, en hazañas a los de las tarjetas black y hasta, si me lo permiten y que nadie se me ofenda, a los espabilados de la trama Gürtel.

El otro día tocó paseo y estancia en la Plaza Nova, que según le habían dicho al pobre incauto era uno de esos lugares emblemáticos llenos de gente porque, según parece, por una pasta gansa, para ser exactos 59.285 euros de nada, había "dinamizado" la ex Regidora de Barcelona Itziar González, gran amiga de Ballart para mayor gloria de la ciudad y de todos los egarenses. Al final resultó que no, que allí solo había un gato, que era yo mismo y un gallego cabreado porque no se aclaraba con la entrada del parking y había tenido que dejar su Nissan en la zona azul ingresando en caja el máximo que le permitía la máquina para así poder tener una sobremesa tranquila.

La verdad es que la soledad del entorno, siendo hora de trajín gastronómico con varios bares en la zona, me dejó parapléjico del ojo izquierdo de tanto moverlo de un lado al otro en busca de los cientos de personas que le habían comentado a mi Señorito que había dinamizado la tal Itziar. Pero, la verdad, es que el lugar parecía el desierto del Gobi, sino fuera por un hermoso restaurante, el Nuva, en el que nos dispusimos a entrar, yo mismo con los "congojos" por corbata, no fuera a ser que además llegáramos a "pasar hambruna" visto lo que dejábamos fuera. La verdad es que después de "soplar" una copa del Priorato que les pusieron a mi Jefe y a sus invitados, hube de reconocer que me habían traído a un restaurante excepcional, no sólo por la calidad de la bebida, sino, sobre todo por la exquisitez en la comida. Ni mi primo "el gato con botas" ha salido nunca tan satisfecho de una comida de amigos.

Claro que lo mejor fue el postre ya que, al prolongarse más de la cuenta la relajada charla, sobre la cristalera de la furgoneta del baranda y pese a haber pagado el máximo permitido apareció una "magnifica multa" que se pagó de inmediato en la máquina para mayor gloria municipal y del alcalde que la representa. El gallego, como primera reacción, no pudo reprimir una risotada, ya que pensó que habían confundido su furgoneta con aquellas que el niño Ballart había denunciado días pasados porque según su "paranoia" iban dejando muebles viejos por los barrios de Terrassa para fastidiarle la imagen.

Debió ser el Priorato y los callos que se tomó en el Nuva que le dejaron de tan buen humor porque mi Jefe, tras pagar por los quince minutos de más de infracción, se soltó el poco pelo que le queda y ante sus atónitos amigos, con un ¡Ballart, toma!, remarcando la exclamación con una butifarra catalana de muy alto nivel. Y se quedó tan pancho.

Y como hoy, la cosa no da para más, cuando se me pase la cogorza, les contaré otra curiosa historia que tiene por protagonista a un señor apellidado Vallribera que no del Duero, que siendo conocido del niño Ballart dejó la estela de una actuación singular como gerente del CST y Sant Llatzer, maquillando cuentas e imputando contratos a una Fundación en la que apareció ¡oh sorpresa! un "agujero negro" de aquí no te menees, que se pudo haber solucionado con lo del Proyecto de Torrebonica si no fuera porque el alcalde también es un especialista en torpedear el trabajo de los demás.

En fin que, entre la huelga de los sanitarios que llaman a Ballart y a Comin mentirosos, y el desastre de las basuras, tenemos la ciudad como para que el alcalde dé lecciones en la tele de populismo acuoso, mientras el municipio se le cae a pedazos.

Sean felices y disfruten de la vida, pero sobre todo que los políticos tipo Ballart no les amarguen el día.

Miauuuuu…