​Hablar por wtsp

Pilar Gómez
Psicóloga clínica y psicoanalista

Whassapcaida


“Lo mejor del wtsp es que no tengo que hablar con mi hermano”, “ la cosa es que desde que tenemos el grupo de wtsp de la familia ya no hablamos”.


La primera frase, que es de alivio, la pronuncia una mujer soltera que teme los modos adustos y cortantes de su hermano cuando hay que tratar cuestiones relativas al cuidado y bienestar de la madre de ambos; la segunda sale de la boca de una mujer mayor, madre de hijos que ya han dejado el hogar familiar para fundar el propio, y es un lamento. Coinciden las dos en la misma idea: el wtsp no sirve para hablar.


Hecha una encuesta casera sobre la cuestión a debatir todo el mundo reconoce el fenómeno y asiente a la descripción, aunque la explicación del mismo resulte controvertida. Hay acuerdo, eso sí, en que la creciente costumbre de enviar mensajes escritos o notas de voz resulta muchas veces en una paradoja: se comunica pero no se habla.


Comunicar y hablar no son sinónimos, designan operaciones distintas y, si bien al hablar con alguien siempre se comunica alguna cosa, incluso más allá del contenido de lo hablado, lo cierto es que al comunicar algo parecería que no siempre se habla.


La lengua recoge la diferencia y, en una acepción que va perdiendo vigencia, se dice que alguien comunica cuando al llamarle por teléfono este da señal de ocupado, la persona llamada está hablando con otro y no puede atender.


Hablar exige la reciprocidad, quien habla se dirige a otro, ya sea a un otro exterior a sí o a un otro sí mismo.


Si apelamos al diccionario veremos que no se sostiene todo lo anterior. En primera acepción hablar significa emitir palabras y las acepciones posteriores amplían la primera apuntando al entendimiento.


Y sin embargo hay un eco de verdad que resuena en la idea que expresan ambas mujeres.

Animada cada una por su lado a explicarse se produce de nuevo una coincidencia en la idea sobre el asunto: por wtsp se comunican pero no hablan. Una vez dicho esto se percatan de que hay algo en esa afirmación que chirría porque comunicarse implica hablar, de modo que se quedan perplejas sintiendo que hay algo que no pueden decir, que no saben cómo, que se les escapa.


Si tratamos de desbrozar el asunto encontraremos que, quizás, la cuestión radique en que hablar - ese que no encuentran en las conversaciones por wtsp- implica algo más que comunicarse, algo distinto. “ Emitir palabras” lleva implícito que un emisor requiere de un receptor que suele ser otro aunque, como señalaba más arriba, uno pueda hablar consigo mismo sin estar loco. Se trata de una manifestación bastante corriente de la división subjetiva que a todos nos atraviesa.


Parecería que un elemento clave está en que todos los interlocutores compartan el mismo lapso temporal. No es necesario compartir el espacio, sin embargo. La simultaneidad permite, por ejemplo interrupciones, solapamientos, superposiciones, chistes… un plus comunicativo facilitado por esa coincidencia de los hablantes en el tiempo, un plus comunicativo que se equipara al sentimiento compartido de que eso es hablar. Si hablamos de sentimiento salimos de la razón y ahí ya no llega el diccionario.


El sentimiento de estar hablando, de haber hablado o de poder hablar apunta a una experiencia de encuentro o de desencuentro que va más allá de lo que se comunique, que se escapa de lo utilitario para dar lugar a derivas insospechadas que pueden ser muy irritantes cuando no hay manera encauzar una conversación, por ejemplo, pero que pueden también resultar muy enriquecedoras cuando aparecen por sorpresa ángulos, perspectivas o conexiones inopinadas.


Quizá el hablar que no se produce en las notas de voz o los mensajes de texto es aquel en el que se suscita lo impensado, lo imprevisto, aquello que aparece en la deriva de las conversaciones y que no es exactamente el motivo de su inicio, la viveza de lo incidental, de lo intempestivo.

Podemos atisbar en este fenómeno una transformación en marcha de la subjetividad actual: la afectación de una facultad propiamente humana por la intermediación de las máquinas en su expresión. Quizá, en el futuro, y a diferencia de las dos mujeres citadas al principio, nadie percibirá falta alguna en tal modo de hablar.

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